Y frente a frente bajo la lluvia, llorando en aquel ambiente nostálgico, él tomó su rostro con sus manos y mirándola fijamente a los ojos le dijo: «Tú y yo estamos destinados a estar juntos el resto de la eternidad y aunque los días sean grises y no nos conozcamos prometo que te encontraré en la siguiente vida y te amaré más de lo que pude hacerlo en esta». Y, sin más que decir, dejó el cuerpo de su amada en el piso de la calle Melbourne.
Vanessa Monserrat Razo Domínguez
Preparatoria 9