El juicio de los árboles


Juzgado.
Por según conocerme,
por haber escuchado.
Tachado.
Para siempre,
a causa de mis turbios pensamientos,
desmesurados.
Ellos creyeron conocerme por lo que vieron,
dijeron o escucharon mí,
pero pocos, muy pocos
han podido presenciar mi verdadero yo;
sus voces,
gestos y sonidos,
su suave y ocasional feroz tacto,
los pasos livianos y toscos
que doy en las noches de incesante e incómodo silencio.
Ese que lastima
quema y atormenta a la mente,
que dirige al corazón a un malestar profundo,
ese dolor que pocos conocen,
incómodo y nauseabundo.
 
Y si hablamos de conocedores
quién mejor que las estrellas
o las hojas de los árboles,
sólo hablo con ellas,
sin decir nada,
sólo mirándoles.
 
Hay días que parecen ser mejores,
cuándo todas mis palabras suenan bellas,
acabando el día estoy en mi fresca cama,
sólo contándoles.
Pensando.
Finales buenos me sobran,
para aquellos cuentos que de vez en cuando escuchan,
los árboles ya no me dirigen la mirada,
sólo susurran.
Deseando.
Si no hubiera hecho nada,
no tendría que haber inventado final alguno,
de cientos de cuentos no habría ninguno.
Llorando.
Los árboles comienzan a enojarse conmigo,
sospechan de la veracidad de mis cuentos,
piensan que no son reales,
los finales ya son repetitivos.
Y cómo no ser así
si de esos desenlaces no he vivido nada,
si arruiné todo antes de acabarlo.
Les contaba lo que hubiera querido que pasara,
para que ese clímax de ensueño que viví cuadrara,
pero ahora ellos gritan “por mentiroso vamos a enterrarlo”.
Muriendo.
Que lo inculpen,
señores árboles,
suplica éste enfermo y dañado,
no era mi intención mentirles,
pues no quería llorar a su lado,
porque ustedes me acogían tanto que no quería decirles,
por mi absurda torpeza en el amor soy fracasado.
 
Al siguiente día me encontraron colgado.
una rama me sujetaba fuertemente,
pues ellos me habían perdonado;
escucharon de mí palabras tan hermosas que decidieron
[regalarme otra oportunidad,
que afortunado.
 
Lastimosamente,
señores árboles,
les he mentido de nuevo,
creyeron escuchar por primera vez un final verdadero,
pero a eso vengo en esta ocasión,
escribiré un cuento con inicio y final bueno,
si las cosas parecen ir mal
seguiré hasta que lo vea completo,
sus hojas escucharán algo increíble la próxima vez
que me vean venir,
se los prometo.
Naciendo…

David Eliud Ávila Núñez

Preparatoria 19