Si los ojos de la muerte arrebataran mis certezas,
y me arrojaran blanda entre silencios laberínticos,
jugaran tímidos cadáveres al póquer
o algún demente propusiera terrorismo
procuraría develar tu aroma, recordar algunos gestos o augurar la infancia
desprenderme nimia y emprender sin lamento el salto al abismo
(la muerte prevenida conoció tu predecible arrebato ingenuo,
has caído en la trampa electa)
escribiría mi epitafio observándola acercarse
punto por punto
gran obra teatral
Si tan sólo previniera los ojos de la muerte y venciera su imprudencia,
bebería como despido alcohólico o remedio pronto la cicuta cual bozal,
si pudiera agujerar los ojos de la muerte no podría alcanzarme ni corriendo
quizá encendiendo y disipando la euforia de vivir
por fin comprenda de qué trata todo esto y decida otra vez
volver a jugar
Aranzazú de León Vázquez
Egresada de la Preparatoria 13