En la actualidad la educación no es considerada solamente una transmisión de conocimientos, sino el fomento de habilidades que permita a los estudiantes poner en práctica dichos conocimientos para la consecución de un fin. Pero, ¿qué habilidades pueden relacionarse con la forma en la que pensamos? El conocimiento, en términos generales, nos proporciona elementos que ayudan a entender nuestra realidad en un contexto determinado, pero la discriminación o análisis de tales elementos se da mediante un proceso crítico acerca de los mismos. Es esta habilidad de abordar críticamente lo que vemos, escuchamos y leemos lo que nos ayuda a entender el mundo de una manera distinta, pues nuestras estructuras de pensamiento se van modificando en función del desarrollo de esta habilidad. Atrás han quedado las interpretaciones míticas del mundo, un mundo que se creía funcionaba al arbitrio de los dioses; las explicaciones mágicas de la naturaleza; y aun cuando la religión continúa presente en nuestra sociedad, tenemos otras formas de aprehender y entender la realidad, resultado precisamente de este proceso de análisis.
¿Por qué es importante fomentar el pensamiento crítico? Cuando los jóvenes bachilleres se acercan a estas formas de analizar o estructurar el pensamiento, su visión del mundo se cimbra. Se percatan de la complejidad de la realidad humana; que la muerte no sólo significa el cese de la actividad biológica; que la vida pudiera carecer de un sentido determinado; que la tecnología resuelve algunos problemas en la medida en que genera otros; que el problema del aborto no puede reducirse a una respuesta simplista de “sí” o “no”; que no puede haber libertad sin responsabilidad. El acto de reflexionar y profundizar en los tópicos tratados también son elementos que revelan un cambio en su forma de pensar, lo que a la postre generará en ellos una determinada madurez en su pensamiento. Esta madurez intelectual no significa necesariamente una amplitud de conocimiento, sino la forma en la que abordamos y estructuramos ideas, la manera en la que las expresamos y argumentamos, nuestra capacidad de escucha hacia los demás, la tolerancia a posturas posiblemente opuestas a la nuestra, ser capaces de juzgar dichas ideas por sí mismas al margen de la percepción que tengamos de nuestro interlocutor. En concreto, estas habilidades producen en el individuo sensatez, prudencia, respeto, perspicacia, entre otras.
En tiempos recientes hemos presenciado un esfuerzo por generar en los bachilleres el interés por desarrollar el pensamiento crítico, invitándolos a participar en actividades en las que puedan expresarse, convivan con otras personas con preocupaciones afines, donde discutan de manera propositiva en una dinámica que no busca ganadores sino jóvenes que generen ideas. Desde hace algunos años, el Sistema de Educación Media Superior de la Universidad de Guadalajara ha impulsado la realización de eventos y la creación de espacios propicios para que los alumnos tanto de preparatorias metropolitanas como regionales asistan al menos una vez al año a ser protagonistas en estas actividades asociadas con aquella disciplina eminentemente humanística, crítica, considerada como “la madre de las ciencias” por algunos, como una forma de alcanzar una buena vida por otros, como aquella actividad que genera preguntas pero que no necesariamente espera respuestas, y que a pesar de que hoy consideramos a la ciencia como la forma de explicación del mundo más verosímil, aquella disciplina se ha encargado de alumbrar en gran medida el desarrollo de la cultura occidental desde hace más de dos mil quinientos años. Hoy estamos esperando a que los jóvenes se atrevan a escribir para que podamos leerlos, que se animen a hablar para que podamos escucharlos, que nos hagan participes de su proceso de maduración intelectual. Los invitamos a que acudan al encuentro de las ideas, los invitamos a filosofar.
Jorge Alberto Rosas Almaguer
Licenciado en Filosofía y profesor de asignatura certificado en la Universidad de Guadalajara e integrante del Comité Filosófico del SEMS. Es Responsable de la Academia de Lengua y Literatura, así como miembro del Comité de Planeación Académica en la Preparatoria No. 5. Organiza y coordina el Taller de Argumentación en esa escuela, uno de los proyectos de vinculación con la Licenciatura en Filosofía del CUCSH.