Ruido blanco

Colores vivos reflejados
en mi esclerótica muerta;
paradojas que riegan alcohol
sobre mis labios cenizos.

Me he bañado en saliva
de doscientas gargantas,
decidido a jubilar mi alma,
la he alquilado tanto
ahora el diablo la rechaza.

Fogatas crujen ante mis ojos
las he encendido con poemas;
tinta de lo que pudo haber sido.

Líneas de amor necrosado
que me sirvan de combustible
para dar el último de mis suspiros.

Un hervidero de arañas negras
stand by por problemas técnicos,
corren sin poder salir de la caja,
que sólo escupe ruido blanco.

Adolfo González Vega
Preparatoria 7