Pakal

Señor de la pirámide
naciste de la divina adversidad
de sacrificios de sangre.

En el vientre de tu civilización
volaste
en nave de cantera y hierba.

Eras solar de un pueblo,
supiste gobernar sobre las piedras
con tres hijos en tu bandera.

Cruzaste los tres mundos
el de arriba con sus fronteras de espejo,
un árbol de la vida de pocos milagros
y acogiste el sombrero de cuatro pétalos
en un inframundo caníbal.
Viajaste
y fuiste sumergido en charcos de cielos profundos,
llegaste con bien a la casa del lagarto.

Ahora,
los nueve señores resguardan tu sueño
en tus templos de olvido,
de tu corazón nacen las raíces
del árbol de los cuatro cosmos,
tu cuerpo cubierto de rojo del oriente,
de luces inmortales
espera renacer
en la siembra del maíz.

Que el jade resguarde tu rostro
mientras Marte, Luna y Sol
velan tus noches,
y yaces postrado sobre un lugar
que nos deja el corazón sin dioses.

 

 

Karla Elizabeth Martínez Cruz
Preparatoria 12
Publicado en la edición Núm. 12