¿Por qué nos gustan tanto los cuentos?

Los cuentos, desde su milenaria cuna oral, han dado estructura, motivo y razón al mundo y a la humanidad. ¿Qué son si no cuentos las mitologías antiguas y los relatos cosmogónicos que abarcan las culturas indoeuropeas hasta las propias de América? Desde entonces los cuentos nos explican, modelan y tranquilizan, aunque sean brevísimos o se desarrollen al otro lado del planeta. El cuento podría estar impreso en el ADN humano de tan antiguo que es.
Los cuentos son, casi siempre, microcosmos que se conciben en las primeras frases y colapsan con el desenlace. Y, aunque su origen sea el valor aleccionador, estos nos han permitido escapar de nuestra realidad, vivir en otros mundos, conocer infinidad de personajes y entretenernos una y otra vez. Leer un cuento es reconstruir un mundo ajeno haciéndolo propio.
Sobre ello, Jostein Gaarder comenta que, como no es necesario aprender a respirar ni recordarle a nuestros corazones que deben latir, tampoco necesitamos aprender a escuchar cuentos y mucho menos a contarlos nosotros mismos. Para el narrador y filósofo, el cuento es una forma de comprensión de los seres humanos y, como tal, prevalece por sobre toda diferencia cultural.
Practiquemos esta experiencia milenaria en las siguientes páginas, presiona el botón de modo cuento en tu interior y disfruta de estos viajes.

Anja Aguilera*
Publicado en la edición Núm. 11

 

 

*Originaria de Zihuatanejo, Guerrero. Estudió Letras en la UNAM y se dedica a la corrección de estilo, la escritura creativa y la fotografía. Es autora del libro-fichero Prímula piel y coordina, junto con Miguel Reinoso, las tertulias literarias “2 poetas 2 y una musa” en Guadalajara desde 2015.