Un poco más

Luis estaba cansado, el marcador iba 9 a 9 y anochecía, hacía rato que le habían llamado para ir al supermercado pero era su momento, estaba frente a la portería y de nuevo su baja estatura no le permitió anotar el gol decisivo.

Frustrado, se negó a escuchar a sus amigos, no necesitaba reproches, sólo unos centímetros más para alcanzar el balón atorado bajo el auto de su madre que arrancaba en ese instante, para ir sin él, a donde fuera para siempre.

 

Carlos Emmanuel Castillo Núñez
Preparatoria Regional de Tecolotlán
Publicado en la edición Núm. 11