Los puntos hieren, como cala la verdad.
Un punto a la orilla es un remache
en la boca infinita del mar, un cuchillo despiadado
que mutila los versos
Y a los famélicos poetas que pepenan en las letras.
Es el Dios Punto
subyuga a la coma, su enemiga
con el poder de su grandeza
ciñe a las palabras
impide el natural peregrinar del sonidoc
y en ocasiones orgulloso de sí, lo mata.
El son-ido callado va
en el cortejo de los deshechos
escoltando -como escolta el viento-
a un par de comas y un trío de lunares
a donde un sótano olvidado.
Aún peor es la Santísima Trinidad Puntual.
¿Qué secretos albergan tres puntos en conjunto?
Ni término, ni pausa: eternidad.
Una broma de la ignota infinidad.
Son una manzana que suspensa no cae.
Dios inquisitivo, Dios perseguidor.
Los niños juegan ante el peligro del punto
como la vida, que se tambalea y juega y enferma
y se desploma al fin con una bala en la cabeza
con un punto después de las palabras.
Jesús Alejandro De la Torre López
Preparatoria Regional de Huejuquilla
Módulo Mezquitic
Publicado en la edición Núm. 11