Soy tu Caín, mi Abel.
Llegaste exhumándome, reanimándome.
Tus ofrendas ofenden a mi altar
eres dichoso, Abel, quiero ser pleno.
Mi corazón te mira a contraluz
tu cuerpo, ofrenda máxima, humilla mis dádivas.
Nuestras pieles vis a vis
se funden la una en la otra.
Mi daga lúdica caminando por tu sexo
y por tu boca te hizo eterno.
Ahora, tú Abel
hazme fuerte
rompe mi maldición
porque contigo, mi campo es fértil.
Diego Manuel Cervera Ruiz
Preparatoria 10